Como colofón de fondo, una anécdota de los
desafueros de las personas en altas posiciones de poder.
Una vez efectuado el rescate Financiero, después de la llamada Burbuja Inmobiliaria,
dos avezados periodistas investigativos, después de una colosal faena de llamadas,
solicitudes, esperas, cabildear; consiguieron una entrevista con el Presidente ejecutivo
del, si, no, principal Banco de los Estados Unidos, uno de los dos.
Fueron recibidos muy amablemente y atendidos en su suntuosa oficina, sentado en un
mullido sofá y descansando sus pies, no se sabe si con, o sin zapatos en un
"Banquito", tampoco se sabe de que clase de madera, abullonado con tela, seda,
paño u otro material (Los periodistas no eran expertos en texturas) y engarzado o
decorado con chinches, o tachuelas doradas a su alrededor, y del cual se sentía muy
orgulloso por la suavidad y comodidad que proporcionaba a sus pies.
Después de la entrevista en la cual explico como después de la debacle, la cabeza de
el, "rodó para arriba", sus pretensiones, promesas, actuaciones, decisiones,
etc.
Los periodistas se dieron a la tarea de averiguar cuanto podía haber valido o costado
el dichoso banquito, su sorpresa fue mayúscula cuando al final de sus pesquisas,
encontraron al proveedor y el valor de la venta, cuya cifra no quisieron publicar por
respeto a sus lectores, pero se podría deducir del comentario que, con lo que se había
pagado por el banquito, se habría podido comprar un apartamento en un sector de clase
media.
Decía un comentario en las redes sociales "Con Razón, no salen de una y ya van
por buen camino, para meterse en la otra".
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